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Revista 16

Pregón de las Fiestas Molineras 2004

  • III Época
  • Diciembre 2004
  • Por Aspas Manchegas
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En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vio, dijo á su escudero: -La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos á desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta ó pocos mas desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla, y quitarles á todos las vidas, con cuyos despojos comenzarémos á enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. -¿Qué gigantes? Dijo Sancho Panza. –Aquellos que allí ves, respondió su amo, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. –Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos, son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

Dignísimas autoridades, muy distinguidos Quijotes 2003 y 2004, querida Dulcinea 2004, bellísimas damas y cantareras 2004 y 2005 muy estimados y apreciados presidente y miembros de la «Asociación de Amigos de los Molinos», moteños y moteñas, molineros todos de y en el corazón, reunidos en este simbólico Balcón de la Mancha, a los pies de estos siete gigantes para venerar la felizmente recuperada advocación secular de Ntra. Sra. de los Ángeles, nuestra Virgen de Arriba.
En las puertas de la celebración del IV Centenario de la primera edición de la genial obra de Cervantes, y en la antesala del cincuentenario de la constitución de esta inquieta Asociación de Amigos de los Molinos, noblemente empeñados en recuperar la presencia molinera de la Mancha, la Junta Directiva de la Asociación ha vuelto los ojos a nuestra Universidad Regional para otorgarle el inmenso e inmerecido honor de que sea esta institución, en la persona de quien les habla, quien pregone los festejos molineros, que ponen fin al dilatado ciclo festivo que Mota del Cuervo viene viviendo durante todo el mes de agosto, en el que las celebraciones de Nuestra Señora de Manjavacas, San Agustín y la Virgen del Valle se suceden de forma prácticamente ininterrumpida.
La universidad, considerada durante siglos templo inaccesible y distante del saber, encerrada muchas veces en sí misma y en la autocontemplación de su ciencia y su sabiduría, abre en los últimos decenios sus puertas para convertirse hoy en una institución plenamente consciente de su necesaria implicación en la sociedad, de su relevante papel en el desarrollo científico-técnico, cultural, humanístico, artístico y, por qué no, también económico de los pueblos. Desde el inmenso valor que supone su autonomía e independencia de los poderes, de los regímenes y de los avatares políticos, la universidad ha de convertirse en un elemento clave en la dinamización y desarrollo de los pueblos, en garante de la preservación de la cultura y el patrimonio, en foro de encuentro de teorías, ideas e ideologías por medio del diálogo, el debate y la palabra. ¡La palabra! La más eficaz e incruenta, pero lamentablemente a veces la menos usada, de todas las armas que a su alcance tiene el ser humano.
Felizmente consciente en la actualidad de su indudable función social, la Universidad de Castilla-La Mancha quiere abanderar, junto con el resto de instituciones y con toda la sociedad castellano manchega en general, y la moteña en particular, la celebración del acontecimiento histórico de la primera edición del Quijote, para conseguir que sus beneficiosos efectos, principalmente en lo que se refiere a recuperación y puesta en valor de nuestro inmenso, rico y variado patrimonio cultural, etnográfico y artístico no se agoten en el calor de la celebración cervantina y se extiendan más allá del año 2005. La celebración para la que toda Castilla-La Mancha y, muy especialmente, Mota del Cuervo y sus molinos se preparan no puede, no debe ser flor de un día, ni si quiera de un año, sino el elemento motivador para seguir trabajando por el desarrollo y el progreso de esta tierra y de sus gentes, para seguir reivindicando la definitiva recuperación de su patrimonio, del que nuestros molinos, esa arquitectura singular que, en los atardeceres, corta el horizonte de los altos manchegos, son elementos diferenciadores, casi únicos.
Precisamente el episodio de los molinos, de los gigantes embrujados por el sabio Frestón, es, sin duda, una de las andanzas más conocidas y representadas de las aventuras del hidalgo andante, de nuestro manchego más universal. Con él he querido abrir mi proclama, porque es función y misión del pregonero, además de anunciar al pueblo la celebración festiva y de invitarle, aún más, incitarle a participar activamente en ella, es también función del pregonero, decía, exaltar y elogiar lo que de especialmente relevante y singular tiene la celebración. Y qué duda cabe de que, incluso Nuestra Señora, la Virgen de Arriba, en cuyo honor y bajo cuyo patronazgo se reúnen en algarabía festiva los molineros de Mota el primer domingo de septiembre, contemplará complaciente que estos gigantes, símbolos de Paz, Amistad y Cercanía, en palabras de nuestro ilustre Quijote Universal 2003, adquieran en mis palabras el protagonismo que a Ella, a la Virgen de los Ángeles, por derecho propio, le correspondería en estas fiestas.
Estos molinos que esta noche nos dan cobijo y figurada escolta fueron, durante siglos, símbolo de la abnegación y del trabajo de los moteños, lugar en el que el grano, cosechado con esfuerzo, se convertía en el pan que alimentaba a las gentes nobles, generosas y sencillas de La Mancha. Perdida su función, fueron lamentablemente relegados al más absoluto de los olvidos, convirtiéndose en ruinas testimoniales de un pasado cada vez más lejano, un pasado que la orgullosa y autosuficiente sociedad industrial creía no tener ninguna necesidad de resucitar. Hoy, el entusiasmo y el esfuerzo de los moteños, con renovada sensibilidad hacia sus raíces y hacia su cultura y su patrimonio, hace que las cosas sean muy diferentes, y que lo que no ha mucho fuera un erial convertido en escombrera se esté transformando en lugar de fiesta y de alborozo y, con motivo de las celebraciones cervantinas, en inigualable foro de cultura, de acogida a los forasteros y visitantes que acudirán a La Mancha, procedentes de otras regiones y otros países, atendiendo a la llamada universal del ingenioso hidalgo manchego. Revitalicemos, pues, nuestros molinos, convirtámoslos en punto de encuentro de gentes y de culturas. Sean, por voluntad nuestra, signo de Tolerancia, de Diálogo, de Solidaridad, de Paz. Esa PAZ que tanto necesita nuestro mundo actual.
Y es que, estamos de fiesta, sí, pero no puede el pregonero de la Virgen de Arriba olvidar en sus palabras a todos aquellos que, víctimas de la ausencia de paz y de diálogo, no están ya esta noche de fiesta molinera sobre la faz de esta tierra, de este planeta que debiera ser espacio de convivencia y de Amistad, y no de enfrentamiento y de violencia. El canto a la paz que las aspas de los molinos de Mota del Cuervo deben extender a los cuatro vientos es un clamor que hunde sus raíces en el dolor y el sufrimiento de los casi trescientos niños que ayer perdieron la vida víctimas del terrorismo en Rusia, es un grito desesperado de los hombres de bien que contemplan horrorizados e impotentes las guerras, el hambre y las víctimas incesantes de cualquier tipo de injustificable y bárbaro terrorismo, como el que azotó nuestras vidas hace poco menos de seis meses, o el que conmovió las conciencias del mundo un once de septiembre.
Ese anhelo de paz ha estado muy presente en el corazón y en la mente de la Asociación de Amigos de los Molinos a la hora de elegir a los protagonistas de su fiesta, a los ilustres Quijotes Universales y a nuestra Dulcinea. Todos ellos tienen un denominador común: son personas de paz y de cultura. Todos ellos, desde su responsabilidad institucional, desde su convicción personal, trabajan por la creación y difusión de la cultura como instrumento de conocimiento de y entre los pueblos y, en consecuencia, como instrumento eficaz e insustituible de paz. Os felicito por ello, admirados Federico, Fernando y Mª Paz. Y felicito también al presidente de la Asociación y a todos sus miembros por lo acertado de su elección, así como por su trabajo ejemplar e incansable para proteger a estos gigantes que, pese a su imponente tamaño y a su aspecto robusto y majestuoso, tanto cariño, atenciones y cuidados precisan.
En estas fiestas en honor a la Virgen de Arriba seamos todos quijotes, sanchos y dulcineas, reunámonos, holguemos y disfrutemos en torno a nuestros molinos, y hagamos de ellos el emblema universal de un canto a la sencillez, la bondad y la fidelidad que Don Alonso Quijano, el Bueno, atribuye a nuestras gentes manchegas, representadas en su escudero, cuando desde la cordura quieta de su lecho de muerte exclama: … y si, como estando yo loco, fui para darle el Gobierno de la Insula, pudiera agora, estando cuerdo, darle el de un reino, se lo diera, porque la sencillez de su condición y fidelidad de su trato lo merece.
Tras estas palabras, que casi dan término a la más universal de las obras de nuestra literatura y que debieran, por respeto al genial Cervantes, haber cerrado mi intervención, permitidme, os lo ruego, un último deseo del pregonero, con la íntima seguridad de que es un deseo compartido por todos: que el cuarto centenario sea una celebración de esencia manchega, de vocación universal y de efectos duraderos. Que Ntra. Sra. de los Ángeles, la de Arriba, nos ayude en esta empresa y que estas fiestas en su honor sean simbólico pistoletazo de salida de este esfuerzo colectivo que ha de hacer de La Mancha centro gravitatorio de la cultura española en el año 2005.
¡Felices fiestas a todos, molineras y molineros de Mota del Cuervo!

José Ignacio Albentosa Hernández.
Vicerrector de Cuenca y de Extensión Universitaria.
Universidad de Castilla-La Mancha.

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