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Revista 15

Posible homenaje de la tierra de D. Quijote a la Guitarra en Casasimarro

  • III Época
  • Abril 2004. Extraordinario
  • Por Aspas Manchegas
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Dentro de poco traspasaremos los umbrales del cuarto centenario de la primera edición que se hiciera del más universal de los libros escritos en lengua castellana: El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Bien me hubiera gustado dedicar esta nota a la teoría de Oliver Asín, empero el tema que me ha sido encomendado debe relacionarse con La Manchuela y ¡cómo no! con la guitarra.
Poco podemos profundizar en el tema, dado el escaso espacio que se me permite, pero será suficiente para exponer y resaltar el cariño y devoción que en estos predios se profesa a la guitarra. Todos y cada uno de los pueblos que componen el multiforme empedrado de La Manchuela -en total suman treinta y cuatro- tienen historia suficiente, suculenta gastronomía, paisajes fascinantes, fiestas populares atractivas, gozosas romerías, dulces exquisitos, aromáticos vinos, frutas sabrosas y primorosos manjares, además de arte en abundancia, para poder competir con cualesquiera otros pueblos de la comarca. Y si ello es así, también hay sus preferencias a la hora de elegir sus instrumentos musicales: flauta, acordeón, guitarra... Hay un pueblo que se ha distinguido y acaparado, desde mediado el siglo XVIII, toda la atención en la elaboración de la guitarra: Casasimarro.
No podemos olvidar que al hablar de El Quijote, hablamos de escritores y éstos siempre han mostrado un amor especial por el instrumento que universalmente es conocido con el apelativo de español. Ya Miguel de Cervantes, contemporáneo y amigo personal de Vicente Espinel, muestra su interés por la guitarra cuando alaba las dotes guitarrísticas del artista malagueño, cuando escribe:
“Este, aunque tiene parte de Zoílo,
es el grande Espinel, que en la guitarra
tiene la prima y en el raro estilo.”
Y es ahora, a partir de la fama de Vicente Espinel, y con los escritos de Cervantes y Lope de Vega, en plenitud del siglo XVI, cuando la guitarra morisca o latina, asiria o persa, griega o egipcia, toma carta de naturaleza en España y es nombrada, por aclamación popular, hija adoptiva y predilecta, con todos los derechos realengos de las generaciones pasadas, presentes y las que aún están por venir. También, en nuestros días son muchos los escritores que se apoyan en la guitarra para crear bellas páginas literarias. Pongamos a uno, por ser de hoy y nuestro: Alfredo Vilaverde. En su libro “Viaje por La Mancha de don Quijote y Sancho”, dice: “...la historia de esas cuerdas que resuenan en una caja de madera para crear la magia musical más hermosa y amada en nuestro país desde sus orígenes.”
La guitarra no cabe duda que ha sido -y sigue siendo- eslabón férreo, a pesar de su fragilidad por tener cuerpo de mujer, que aglutina la personalidad de los pueblos de La Manchuela. En la Plaza Mayor de Casasimarro, enclave universal de la música por su ecuménico Monumento a la Guitarra, ofrendado por todas las naciones de habla española, como bien reza con sus letras de bronce que leemos en su placa, bien podría programarse un multitudinario encuentro de asociaciones de La Manchuela (ADIMAN, Albatros) y otras venidas de cualesquiera partes de toda Castilla-La Mancha (Amigos de los Molinos de Mota del Cuervo, Hidalgos Molineros de Campo de Criptana, Sociedad Cervantina de Esquivias, Sociedad Cervantina de Madrid, Casa de Castilla-La Mancha, en Madrid), a las que bien pudieran adherirse las Autoridades tanto de nuestra Comunidad como de las naciones hermanas del mundo Iberoamericano.
Abundando en el tema, expongo a la reflexión de los coordinadores de los actos del Cuarto Centenario, como un acto más a celebrar para exaltar nuestra tierra y El Quijote, la programación en La manchuela (Casasimarro sería el punto ideal por tradición musical) del Concierto de Aranjuez. Aquí cabe recordar que el domingo, día 19 de Agosto de 1984, con motivo del I Homenaje Iberoamericano a la Guitarra, se programó, por primera vez en toda Castilla-La Mancha, el Concierto de Aranjuez, del Maestro Joaquín Rodrigo. La Orquesta Sinfónica de la “Unión Musical” de Liria (Valencia) y el guitarrista Ismael Barambio, bajo la dirección del Maestro Albert Argudo, fueron los ejecutores del concierto. Este sería un acto que serviría para unir fraternalmente todos y cada uno de los pueblos de nuestra comunidad y, de esta manera, se cumpliría el sueño de nuestro buen amigo José Pedroche que tanto trabaja por la unión de los pueblos.
LUIS F. LEAL - Escritor

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