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Revista 13

El Famoso Hidalgo, ¿Es un perfecto Caballero Cristiano?

  • III Época
  • Febrero 2003. Extraordinario
  • Por Aspas Manchegas
  • 143 lecturas

Qué es lo que ha hecho del Quijote una figura de todos los tiempos? ¿La obra de Cervantes o las miles de lecturas diferentes que se le han dado? La interpretación que la obra de Cervantes recibió de sus contemporáneos fue, sencillamente, la de novela burlesca, según atestigua un documento literario fechado entre 1659 y 1668.



Sin embargo, es la redondez, la hondura y la humanidad de los personajes cervantinos, la heroica locura de un personaje tan poco convencional, lo que ha hecho que don Alonso Quijano sobreviva a su propia época. Muchos han querido ver en él una lectura de la incipiente decadencia política española que culminaría en el Siglo de Oro; otros, como Ortega y Gasset, veían en él reflejados sus propios principios regeneracionistas; otros lo consideran un representante del erasmismo español, un antecesor del absurdo y del existencialismo..., y probablemente el elenco de interpretaciones no terminará nunca.

Pilar Vega, del Departamento de Filología Hispánica de la Universidad Complutense; afirma: El Quijote no es sólo una novela; ni siquiera una gran novela: es un monumento, un hito, un lugar al que volver, un espacio que puede recorrerse en uno u otro sentido. La aventura del Quijote es disparatada, pero no por ello menos seria o comprometida. Tal vez sea ésa una de las notas más claras del cristianismo del personaje. Mientras actuamos en esta comedia de la vida somos esto o aquello, cumplimos una u otra misión. Lo importante no es el papel representado, sino la fidelidad con que se asume. Alonso Quijano o el pastor Quijótiz responden con la misma lealtad a su llamada: la de ser hombres buenos. Lo esencial es haber permanecido fieles a la misión recibida incluso cuando resulte descomunal e imposible: custodiar la justicia en el mundo y proveer a las necesidades de los desfavorecidos como brazo visible de la misericordia de Dios. El caballero Quijote se juzga un ministro de Dios en la tierra, tan autorizado como los orantes que invocan desde su retiro al cielo.

El Quijote es, pues, un cruzado medieval, un nuevo caballero del Santo Grial, que lucha contra los agentes del Mal con todas sus fuerzas. La vida prosaica se transforma en una gran aventura, en una batalla empujada por los más elevados ideales, en la que es posible ganar o perder.

¿Era don Quijote realmente un loco? Como dice Chesterton en Ortodoxia: El país de las hadas no es más que la radiante patria del sentido común. Los cuentos de hadas me infundieron la convicción de que este mundo es un lugar terrible y sorprendente. Según el teólogo Jean-Pierre Jossua, en el libro de Unamuno se ve la historia del Quijote como una parábola del riesgo de la fe.

En la mente de Don Quijote, las rameras son hermosas damas; el avaro ventero es un poderoso y magnánimo señor feudal; los personajes más zafios quedan rehabilitados a los ojos del caballero. Afirma Pilar Vega: En su deambular por las tierras de la Mancha, nos ha dado a conocer una turbamulta de individualidades: labriegos, soldados, rufianes, clérigos, nobles, literatos y pastores literarios... Una sociedad aquejada de la limitación humana, pero no ruin. Un fondo humano en el que, pese a todo, reina la concordia y la fraternidad, al menos desde el optimismo propio de un hombre bueno y la comprensiva visión de quien también se siente vulnerable, Alonso Quijano.


Portadas de los libros "Meditaciones del Quijote" de Ortega y Gasset (Alianza Editorial), y "Vida de Don Quijote y Sancho" (Espasa Calpe), de Miguel de Unamuno, publicaciones claves en los comentarios filosóficos del mensaje cervantino.

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