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Revista 13

Pinceladas Poéticas en El Quijote

  • III Época
  • Febrero 2003. Extraordinario
  • Por Aspas Manchegas
  • 139 lecturas

Es sobradamente conocida la clasificación de "El Quijote" entre los géneros literarios, como novela, aunque en su universalidad se nos manifiesta también como obra didáctica, filosófica, moral, sociológica, dramática, humorística y, a nuestro parecer, poética.

No nos ha de extrañar esta última caracterización, dada la calidad plural como escritor de Miguel de Cervantes, si bien es en la narrativa en la que muestra preferentemente su talento.

Pero ¿no lo manifiesta acaso en creaciones escénicas como "La Numancia" o "La Gran Sultana", versificadas con soltura?". Y su poesía surge en esa novela pastoril que es "La Galatea", definida en el prólogo como "égloga", y cuyo "Canto de Calíope" es importante para la historia literaria, a juicio de MARTIN DE RIQUER. ¿Y qué decir de ese largo poema "Viaje del Parnaso", estructurado en sonetos, y de estrofas varias en "Los trabajos de Persiles y Segismunda? Incluso, su vena poética aparece en algunas novelas ejemplares, es el caso de "La Gitanilla".

Sin embargo, aquí hemos de ceñirnos al "Quijote", pero sin pronunciarnos sobre el nivel lírico del autor, depreciado por nombres ilustres como el profesor VALBUENA PRAT, que ha escrito: "Creemos que la verdad está, sin que añada ni quite nada esencial a la fama del prosista, en que, en verso, con brillantes excepciones, no pasó Cervantes de un buen aficionado".

Ahora bien, don Miguel se consideraba, en momentos de exaltación, un grandísimo poeta y en este sentido se expresó al afirmar "yo el soneto compuse que así empieza/ para gloria inmortal de mis escritos...", y hallándose deprimido versificó "yo que siempre me afano y me desvelo/ por parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el Cielo", según nos ha recordado su biógrafo SEBASTIAN JUAN ARBÓ.

Lo que si está fuera de duda es el aprecio que Cervantes profesaba a la poesía; por ejemplo, le entusiasmaba el legado de Garcilaso de la Vega de quien pone en boca del "Ingenioso Hidalgo" los dos primeros versos de su soneto X (Capít. XVIII de la 2ª parte), esos que dicen "!!Uh, dulces prendas por mí mal halladas,/ Dulces y alegres cuando Dios quería!". Del mismo modo, en el Capt. XXXIII de la 1ª parte recoge una estancia de: Luis Tansillo, que comienza con el verso "Crece el dolor y crece la vergüenza..." Igualmente, don Miguel admiraba la producción de Lope de Vega, si bien en algún pasaje de los preliminares del "Quijote" se refiere a, él con no muy buenas intenciones, tal vez porque el "Monstruo de la Naturaleza" le atacaba abiertamente; y ocasionalmente se advierten en la obra cervantina influencias de Fernando de Herrera y Fray Luis de León, entre otros. Retrocediendo en el tiempo, no olvidemos que Cervantes, posiblemente se inició como escritor con tres poemas incluidos por su maestro Juan López de Hoyos en el libro que éste publicó en 1569 con motivo de la muerte de la tercera esposa de Felipe II, Isabel de Valois.

Concretamente, el texto que nos ocupa se inicia con la archiconocida expresión "En un lugar de la Mancha...", que es un octosílabo del romance "El amante apaleado" del propio don Miguel. A continuación, citamos, sin ánimo exhaustivo, alusiones poéticas a través de las páginas de la monumental obra cervantina:

Primera parte.

- Las dedicatorias, de las que la mayoría son sonetos, con los que concluye el prólogo.
- Seis versos octosilabos dichos por el protagonista en el Capit. V
- Extensa poesía cantada por Antonio, uno de los cabreros ("músico de un rabel..., mozo de hasta veintidós años"), dentro del Capít. XI.
- La "Canción desesperada" de frisóstomo "que fue único en el ingenio, solo en la cortesía, extremo en la gentileza, fénix en la amistad, magnífico en todo lo que es ser bueno, y sin segundo en todo lo que fue ser desdichado", en el Capít. XIII, en el cual un poco más adelante figura un epitafio al personaje descrito.
- Sonetos varios: el estrenado con el verso "O le falta al Amor conocimiento..." que forma parte "De lo que aconteció al famoso don Quijote en Sierra Morena" (Capít. XXIII) El de Cardenio, precedido de unas estrofas cantadas, en el capít. XXVII. Los dos de Lotario a su amada e ingrata, Clori, en el Capít. XXXIV "Donde se prosigue la novela del curioso impertinente". No renunciamos a transcribir del segundo la primera estrofa: "Yo sé que muero; y si no soy creído,/ Es más cierto el morir, como es más cierto/ Verme a tus pies, !oh bella ingrata!, muerto/antes que de adorarte arrepentido". Otros dos sonetos de don Pedro de Aguilar en el Capit. XL "Donde se prosigue la historia del Cautivo", y tres más de "Los Académicos de la Argamasilla" que, junto a tres epitafios, cierran la primera parte.
Los versos de don Quijote "acomodados a su tristeza y algunos en alabanza de Dulcinea" del Capít. XXVI, en el que "se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena".
- Las canciones del Capít. XLIII "Donde se cuenta la agradable historia del mozo de mulas con otros extraños acaecimientos en la venta sucedidos'.

Segunda parte:

- El canto del Caballero del Bosque, en forma de soneto, del Capit. XII, ese que comienza "Dádme, señora, un término que siga,/ conforme a nuestra voluntad cortado..."
- La glosa, en décimas, y el sonéto de don Lorenzo en el Capít. XVIII, iniciado este último con los versos "El muro rompe la doncella hermosa/ que a Piramo abrió el gallardo pecho..."
- Las coplas del capít. XX ("Donde se cuentan las bodas de Camacho el rico con el suceso de Basilio el pobre")
- El poema que dice Merlin para desencantar a Dulcinea (Capít. -XXXV)
- Los romances de Altisidora en los Capíts. XLIV, y LVII.
- Otro romance que don Quijote "habiendo recorrido los trastes de la vihuela y afinándola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego con voz ronquilla, aunque entonada, cantó", en el Capít. XLVI.
- Canto también del "Hidalgo" en el Capít. LIVIII que trata "De la cerdosa aventura que le aconteció a don Quijote". Canto que él "arrimado a un tronco de una haya o de un alcornoque (que Cide Hamete Benengeli no distingue el árbol que era) al son de sus mesmos suspiros", principia así: "Amor, cuando yo pienso/ En el mal que me das, terrible y fuerte,/ Voy corriendo a la muerte,/ Pensando así acabar mi mal inmenso".
- Dos estancias intercaladas en el Capítulo siguiente.
- El sentio epitafio, como décima, dedicado por Sansón Carrasco a don Quijote al final de la obra.

En el espacio disponible no apto para ensayo sino para un artículo, como es nuestro caso, no cabe una disección paso a paso del texto, pero una lectura sosegada nos aporta entre otras consideraciones, la intervención del amor, la soledad, la muerte, la fantasía..., elementos todos utilizados en el quehacer poético, expuestos cuando menos con independencia de estrofas rimadas, tales como los ejemplos relacionados, a manera de prosa poética, incluso de pensamientos que pueden estimarse como versos libres. A tal efecto, recordamos un precioso librillo de un Doctor en farmacia, AGUSTIN HERRERO GARCIA, titulado "E1 alma de Cervantes", difícil de localizar, publicado en Madrid en 1947 (editado por M. Aguilar como volumen 0 de la colección Crisolin)

En resumen, el "Quijote" entre la palpitante realidad del entorno del Hidalgo y la ruda vitalidad del Escudero, por una parte,y el idealismo, la ensoñación o la divina locura del Caballero junto al simbolismo de los molinos o el inagotable horizonte del paisaje manchego, por otra, nos ofrece una musicalidad tenue, relajante, subyugadora, que inunda nuestro ánimo a menudo de belle za y emoción, esto es, de lirismo.

DAMASO ADONSO al prologar la "Aproximación al Quijote", el aplaudido estudio del mencionado Martin de Riquer, ha señalado que, además del realismo y dimensión literaria del "Ingenioso Hidalgo, este libro "es el último gran poema de un anhelo universal, de un ideal intacto". Dicho lo cual, no preguntarnos si era necesario habernos aventurado a enumerar pasajes poéticos y tratar de localizar connotaciones líricas, porque la poesía late innegablemente en el extravío y en los sueños del protagonista con el mismo vigor que en la personalidad primaria de Sancho.

Francisco de la Torre y Díaz-Palacios

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