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Revista 13

El Quijote. Una Obra Didáctica

  • III Época
  • Febrero 2003. Extraordinario
  • Por Aspas Manchegas
  • 174 lecturas

Se le ha estudiado, y comentado hasta la saciedad en todos sus aspectos, considerándolo bien desde el punto de vista cómico-grotesco, como se hizo en tiempos del barroco, bien desde el humorístico, comprensivo e irónico, como se hizo en la época del racionalismo, o bien con el sentimiento de pena del romanticismo, fijándose principalmente en cómo las nobles intenciones, los bellos ideales y el espíritu de justicia del protagonista eran siempre aplastados, burlados por la realidad; chata y fea de cuantos, para imponer a los demás su miopía intelectual, se obstinan en burlarse de lo humano y lo divino.

El Quijote se ha estudiado, sí, desde todos los puntos de vista y, como acabamos de escribir, dándole en cada época valoraciones distintas. Pero, que nosotros sepamos, se ha escrito muy poco sobre su uso en nuestras escuelas, como material didáctico de primera categoría.

LIBRO ESCOLAR
Ortega y Gasset, al igual que otros pensadores, han sostenido que El Quijote no es un libro escolar. Otros, por el contrario, han defendido que como libro de lectura no debía faltar en ninguna escuela. Esta última aseveración tuvo otra manifestación masiva en la primera mitad del pasado siglo, hasta el punto de que podría considerarse, como una verdadera rareza la escuela que, especialmente en el medio rural, no tuviese como principal y poco menos que único material de lecturas al menos seis u ocho ejemplares del Quijote, con destino a diversas actividades del quehacer escolar de los grados superiores. El libro era poco menos que insustituible para el perfeccionamiento de la lectura, el lenguaje, la ortografía, y el análisis gramatical y, como medio educativo, haciendo resaltar las virtudes que en todas y cada una de sus actuaciones ponía de manifiesto el protagonista de la novela.


Portada del libro "MEMORIAS DE JUAN BRAVO", cuyo autor y editor es Tomás Calleja, personalidad que se ha hecho famosa por sus publicaciones didácticas y sobre la historia de Segovia y sus pueblos, siendo fiel a su nacimiento en Navares de Ayuso. Ha desempeñado el magisterio español durante cuarenta y tres años. Ha publicado más de treinta libros, y ha recibido importantes premios públicos y privados. En su libro "Memorias de Juan Bravo", que ha tenido un gran éxito, después de haber sido presentado en Segovia, Toledo y Madrid, demuestra que el histórico comunero Juan Bravo nació y se educó en Atienza, por lo que debe ser considerado un hijo ilustre castellano-manchego.


En honor a la verdad, debo decir que los quijotes escolares eran adaptaciones de la obra inmortal de Cervantes. Adaptaciones en las que se habían suprimido o abreviado al máximo aquellas cosas que los niños eran incapaces de comprender por su hondura, como gran parte de los discursos de Don Quijote y las novelas insertas en la obra, conservando eso sí escrupulosamente, lo escrito por Cervantes como mas adecuado a la inteligencia y fantasía de los niños especialmente las aventuras, con objeto de despertar su interés, poder extraer de ellas conclusiones educativas,y que, al mismo tiempo, les sirvieran de regocijo a los alumnos para que adquirieran el hábito de la lectura.

LECTURA EN GRUPO
En las escuelas unitarias, la lectura del libro se hacía siempre en grupo, reuniendo en torno a la mesa del maestro a los alumnos de una misma sección, provistos cada cual de un ejemplar de la obra. El maestro mandaba a uno de ellos que empezara a leer en voz alta, el capítulo seleccionado, al tiempo que los demás iban siguiendo en silencio y con atención la lectura. Cuando el profesor lo consideraba oportuno, mandaba al azar que la continuara en voz alta otro de los alumnos del grupo. Y así hasta haberlo hecho todos.

Durante la lectura, el maestro corregía la dicción de los distintos lectores, se comentaban los párrafos, se explicaban o anotaban las palabras desconocidas, se llamaba la atemción sobre las que tenían alguna dificultad ortográfica, para que la retuvieran en su memoria visual, y se comentaban los valores humanos y sociales del contenido del correspondiente capítulo.

Los objetivos a alcanzar con esas lecturas eran, pues, múltiples pero sobre todo que gozasen con ellas, como recurso didáctico de primer orden a fin de poder alcanzar todos lo demás.

TROZOS ESCRITOS
Para el aprendizaje de la ortografía se empleaba igualmemnte el libro, dictando a los alumnos un trozo de la lectura que habían realizado, para evaluar la atención que habían puesto al fijarse en cómo estaban escritas las palabras con dificultades ortográficas, que se habían encontrado en ella con lo que se conseguía que, en los ejercicios de lectura, se fijasen cada vez más en como aparecían escritas en el libro y fijaran en su mente unas imágenes claras de dichas palabras. De este modo, cada alunmno se afanaba cada vez más en hacerlo, para tener la honrilla de poner en el dictado menos faltas que sus compañeros.

Como hemos mencionado antes, se empleaba también el libro para hacer análisis gramaticales, redacciones sobre algunos pasajes etc. etc. Y en lo meramente educativo para que aprehendieran, a través de la "locura" del protagonista las virtudes de que debemos estar adornados los humanos, es decir, la justicia, la dignidad, la liberalidad , la generosidad, la valentía, la diligencia en hacer el bien, la compasión para con los desgraciados, la solidaridad, y el estar dispuestos a sacrificarnos por damas siempre que lo necesiten.

URGE COMENTAR
Actualmente el empleo del Quijote en las escuelas ha caído en desuso , sustituido por la floración de libros de literatura infantil y juvenil, que durante la segunda mitad del pasado siglo y en los dos años, que van de éste, ha inundado el mercado y con él las escuelas, por lo que podemos decir con satisfacción que hoy los niños leen más que nunca. Este fenómeno es estupendo en cuanto que los niños y jóvenes pueden leer muchos libros, de distintos temas y autores y formar cada vez más su inteligencia y su personalidad.

Pero esto no significa, ni mucho menos para que el Quijote se siga leyendo y comentando en las escuelas, como se venía haciendo, disponiendo en la programación escolar de un tiempo, aunque nada más sea de dos horas al mes, dada la carga de actividades y materias, que se le imponen al alumno, porque el uso del Quijote, como medio didáctico, especialmente en lo que toca a lo meramente educativo de lo que tan necesitados vamos estando, sigue teniendo toda su excelencia.

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