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Revista 13

CON IDENTIDAD MANCHEGA EN LA "RUTA DE DON QUIJOTE"

  • III Época
  • Febrero 2003. Extraordinario
  • Por Aspas Manchegas
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En el kilómetro 120 de la carretera de Madrid-Albacete, a mano derecha al llegar a Quintanar, aparece un indicador que señala Alcázar de San Juan. Si se toma esta ruta, a ocho kilómetros se encuentra un pueblo llamado Miguel Esteban.

A cinco kilómetros del mismo, hacia el sureste, se halla la más importante villa cervantina que aparece con su propio nombre en el libro inmortal: El Toboso. Y no muy lejos de ambos lugares, la capital de los molinos manchegos: Campo de Criptana. Si nombramos La Puebla de Almoradiel, que está a siete kilómetros hacia el norte, y Quero, que está a catorce, hacia el noroeste, queda establecido el marco geográfico donde se encuentra la villa de Miguel Esteban.

Para muchos migueletes, así se llaman los habitantes de esta villa, es su gentilicio, su mayor timbre de gloria está en sentirse paisanos de la figura mítica más extraordinaria creada por la mente de un escritor: Don Quijote de la Mancha. Ellos creen firmemente que ese LUGAR DE LA MANCHA donde "vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor" es Miguel Esteban, como han sostenido a lo largo del tiempo investigadores y eruditos de diversos países.

Hoy Miguel Esteban es un pueblo que sobrepasa los cinco mil habitantes. Está vertebrado por tres calles, de norte a sur, largas y rectas, una central: la calle Real, y dos paralelas a la primera, la calle de Valencia y la calle del general Mola. En el extremo norte de la calle Real, en una pequeña elevación de terreno conocida con el nombre de El Tesillo, se encuentra la iglesia, una construcción cuyos elementos principales son del siglo XVII. No hay artísticamente nada reseñable en ella, aunque es una obra hermosa y digna. No existe en el pueblo obra alguna que la aventaje en antigüedad. A unos doscientos metros, en la misma calle, se encuentra la plaza de la Constitución, cuadrada y pequeña, con una pequeña fuente coronada por una bella escultura, y enfrente el Ayuntamiento.

En el otro extremo de la calle Real, al lado de lo que antiguamente se llamaba el Calvario, se abre una amplia extensión que es el Parque Municipal, trazado hace más de cuarenta años; habiendo pasado por vicisitudes diversas, en estos momentos la abundancia de plantas y árboles del mismo, la cerca rematada por un artístico enrejado, la maravillosa fuente inaugurada este mismo verano en el centro del mismo recinto le dan un atractivo especial. Además, debido a la gran extensión del mismo, se han ubicado en él la biblioteca municipal, el centro médico, el auditorio y el salón de actos y otros servicios importantes.

Durante cientos de años, Miguel Esteban se dedicó a cultivar los campos que lo rodean para buscar el medio de subsistir. Realmente toda la vida giraba alrededor del terruño. Los pocos menestrales existentes eran herreros, carpinteros, panaderos, algún sastre y algún que otro zapatero. Desde finales del siglo XIX, se abrieron pozos en las zonas conocidas como Los Prados, El Arroyo, Los Codríos, La Blanca, El Monte, Morena... y ello amplió las posibilidades de trabajo y la diversificación de la producción.
Miguel Esteban fue una enorme huerta donde se producían toda clase de hortalizas y productos hortícolas, especialmente la patata, que se vendían en toda la comarca. En los años cuarenta del pasado siglo, los mayores ingresos provenían del cultivo y venta de la patata, de tal modo que los habitantes de este pueblo fueron conocidos como "los patateros." También se plantaron muchas viñas en el término municipal miguelete a finales del XIX. De ese tiempo data la construcción de la bodega cooperativa Ntra. Señora de la Esperanza, que ha desaparecido muy recientemente, convertido su espacio fisico en solares para viviendas. Otras dos cooperativas hubieron de edificarse antes de 1930 para poder recoger la inmensa producción de uva: la bodega del Carmen y la bodega del Socorro. Además de éstas existían más de cuarenta bodegas unifamiliares. La última gran bodega construida ha sido la cooperativa de S. Isidro. Esta última y la del Carmen son las únicas que subsisten hoy, con capacidad para más de cuarenta y cinco millones de kilos de uva. Hoy la producción agrícola de Miguel Esteban se circunscribe a la uva para su transformación en vino. Todos sus campos son, desde mayo a octubre, un inmenso mar verde, que en otoño se transforma en un mar dorado cuando ha terminado la vendimia.

Desde hace más de veinte años, los trabajos se han diversificado. Existen en el pueblo varias empresas metalúrgicas que dan empleo a más de cien trabajadores. Alguna de ellas ha realizado obras en el extranjero. En el ramo de la construcción también existen numerosas empresas que desarrollan su actividad en Madrid especialmente. A las cinco de la mañana todos los días, en coches particulares y autobuses, se desplazan algunos cientos de hombres a la capital de España y otros lugares a desarrollar su actividad, y vuelven cuando ya ha caído la noche. Es un trabajo duro, pero que aporta mucho dinero al pueblo, que se ha transformado enormemente. Muchos de estos albañiles, los fines de semana, toman las tijeras de podaren el invierno,, para preparar sus viñas. Esto significa doblar el trabajo.

Culturalmente, los avances también han sido espectaculares. Hay un alto tanto por ciento de familias que tienen en su seno algún titulado universitario. Son muchos los licenciados en diversas carreras que están prestando sus servicios diseminados por todo el país.

Miguel Esteban tiene fiestas importantes en las que se vuelca toda la población. En pleno invierno están los carnavales, que no desaparecieron en la época en que estuvieron prohibidos en este país. Tiene rasgos propios que son dignos de ser conocidos.

En mayo, además de conservarse la tradición de cantar los mayos a las jovencitas y casaderas, hay una fiesta importante, la de san Isidro, patrón de los labradores. A la izquierda de la carretera que va a El Toboso, como a dos kilómetros de Miguel Esteban, hay un pequeño promontorio, y en él se levantó en la década de los cuarenta una sencilla ermita para honrar al santo. En ese día se hacen carrozas y todo el pueblo acude a pedir al santo labrador que proteja los campos, los viñedos, desde su altura. Hay romería, y las gentes guisan la famosa caldereta y beben los magníficos vinos de la tierra en la pradera. Desde hace cuatro años, en terrenos contiguos a lá,or, ermita, hoy construida de nueva planta, se yerguen cuatro airosos molinos, réplica de los que nos dicen las crónicas hubo en este pueblo, de los que se conservan aún algunos restos.

La fiesta principal es en septiembre. Antiguamente, para esas fechas, se había acabado la recolección de los cereales. Quienes habían realizado los rudos trabajos de la siega, la trilla, el "ablento" y la recogida de la paja en los pajares merecían un saludable descanso. El día 8, este pueblo, desde tiempo inmemorial, celebra sus fiestas en honor de la Virgen del Socorro. Fiestas religiosas, acompañadas de todo tipo de actos profanos: circos, toros, teatros, bailes, concursos de arada, de tiro de pichón, etc. etc.

A finales de la década de los sesenta, el entusiasmo de unos jóvenes buscó la manera de dar más realce a estas fiestas. Ya por entonces estaba generalizándose la costumbre de elegir en cada pueblo una reina que presidiera con su belleza las celebraciones patronales. Aquellos jóvenes migueletes decidieron invitar a todas las de los pueblos manchegos a las fiestas de Miguel Esteban y realizar un concurso para elegir a la reina de la Mancha en este lugar. Así comenzó este acontecimiento social que congrega aquí a más de cuarenta reinas en la noche del 7 de septiembre, que se ha repetido en treinta y cuatro años sucesivos. Esta fiesta reúne a las autoridades de muchos pueblos que vienen acompañando a sus reinas. Miguel Esteban se engalana especialmente y siente la alegría de ser por un día el centro de la belleza de toda la Mancha. Esta fiesta es cantada por escogidos escritores que componen y leen su pregón exaltando estas gentes y tierras. Suele terminar el acto con una cena en honor de los visitantes.

Entre las cosas más dignas de ser visitadas, se encuentra uno de los enclaves ecológicos más importantes de la zona: Los Charcones, que mereció el Premio Nacional de Medio Ambiente en 1997. Es ésta una zona formada por una pequeña depresión del terreno, al sureste del pueblo y a una distancia aproximada de dos kilómetro. Muchos años, con las lluvias, se convertía en una zona pantanosa.

Con muy buen sentido, el Ayuntamiento decidió hace pocos años desviar hacia allá todas las aguas, incluidas las residuales, filtradas, y de esta manera surgió una zona lacustre que, debidamente acondicionada, se ha convertido en uno de los humedales importantes de la región. Allí viven y anidan aves de muy diversas especies. La atención y el exquisito cuidado que se prodigan a este humedal han conseguido que sean muchas las personas de todo el país que se desplazan hasta este lugar para admirar, y también estudiar, la fauna existente en este ecosistema situado en el mismo centro de la península Ibérica.

En estos últimos años Miguel Esteban ha recibido más de quinientas personas venidas de Europa, América y Asia, con distintas culturas y religiones. Estos Inmigrantes se van integrando con los habitantes del pueblo, trabajando en los diversos Oficios que se les ofrecen.

La actividad laboral y cultural es muy grande. Miguel Esteban camina hacia el futuro con ilusión y esperanza, luchando en medio de las dificultades que trae cada día. Su ejemplo y estrella brilla en lo alto y se llama Don Quijote de La Mancha.

José Jiménez Oliva
Profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia

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